Ascenso de la izquierda y apoyo a exiliados políticos en la UAP

Ascenso de la izquierda y apoyo a exiliados políticos en la UAP

La BUAP en la década de los setenta
Cultura

Para entender la importancia que tuvieron los exilios latinoamericanos en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, reproducimos una ponencia que  la Dra. Gloria Tirado Villegas presentó el 12 de noviembre del 2020 en el IX Congreso Internacional de la Red para el Estudio de las Izquierdas en América Latina (REIAL) en una de las mesas virtuales que tuvo lugar bajo el nombre de Las reconfiguraciones de las izquierdas durante las dictaduras latinoamericanas de los 70

 

Gloria Tirado Villegas

. Gloria A. Tirado durante el acto de entrega del reconocimiento que le otorgó la Preparatoria Emiliano Zapata de la BUAP por su "trayectoria histórica" en esta unidad académica / Imagen; cortesía de Gloria A. Tirado ( Facebook personal)

 

El texto que la investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSyH) cedió a Crónica Universitaria para publicación es una mirada introductoria a la conjunción de dos factores que se combinaron en aquellos tiempos: la hegemonía del Partido Comunista Mexicano en la UAP y la política de apertura hacia exiliados de países latinoamericanos que huían de los regímenes dictatoriales que se instalaron en el Cono Sur o de las oleadas de represión en las repúblicas bananeras del América Central, sin olvidar los refugiados políticos haitianos que escapaban de Duvalier.

 

Ambos factores, aunados al compromiso militante, la solidaridad internacionalista y la tradición de asilo, dieron como resultado la llegada a Puebla de decenas de docentes que encontraron en los institutos, colegios y facultades de la BUAP un espacio de trabajo que impulsó tanto su actividad académica como sus reflexiones o acciones sobre las traumáticas vivencias en sus países de origen. 

 

Germen de debates, a menudo crispados, pero también de encuentro y apoyo mutuo, que dieron frutos tanto en el trabajo intelectual de los exiliados como en el conjunto de la comunidad universitaria, razón por la cual este repositorio de la memoria histórica de los exilios latinoamericanas pretende construir, mediante investigaciones, testimoniales, entrevistas y otros documentos de apoyo, un listado de fuentes abiertas para la reconstrucción de un tiempo histórico que no debe quedar en el olvido.

 

Ascenso de la izquierda y apoyo a exiliados políticos en la Universidad Autónoma de Puebla, 1971-1975 / Gloria A. Tirado Villegas

 

El ascenso de la izquierda en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) inicia durante 1968 con la huelga solidaria en apoyo al movimiento estudiantil que estalló en la Ciudad de México. Aunque el Partido Comunista Mexicano tenía una añeja presencia en la institución académica su número de militantes era pequeño[2]. Al interior de la Universidad había enfrentado una lucha polarizada contra la derecha, organizada por el Frente Universitario Anticomunista (FUA), fundado en 1955. Entre 1955 y 1968 hubo varios momentos donde las dos fuerzas se polarizan.

En el movimiento estudiantil de 1961 los grupos liberales (con apoyo de los comunistas) se enfrentan contra los FUAS. Los liberales logran reformar la Ley Orgánica de la Universidad. A este periodo se le llamó Movimiento de Reforma Universitaria; su objetivo fue establecer una universidad laica y con autonomía real porque el gobernador designó un Consejo de Honor que la dirigía. Los liberales impulsaron que el nombramiento del rector fuera una decisión de los catedráticos y estudiantes universitarios. En 1963 se elige al primer rector autónomamente.

 

El movimiento de la reforma universitaria, los llamados carolinos, concretó la lucha por la autonomía efectiva de la UAP

El movimiento de la reforma universitaria, los llamados carolinos, concretó la lucha por la autonomía efectiva de la UAP / Imagen: AHU

 

En 1966 son expulsados varios catedráticos y estudiantes de la universidad, especialmente de la Escuela de Físico-Matemáticas, donde daba clases el ingeniero Luis Rivera Terrazas, militante comunista que sufrió ataques y presiones que llegaron al extremo de agresiones personales y violencia, actitudes que propiciaron la casi destrucción de las instalaciones y equipos de la Escuela de Ciencias Físico Matemáticas de la UAP. A finales de 1967 se levanta la expulsión a Rivera Terrazas en una sesión ordinaria del Consejo Universitario.

 

El movimiento de 1968 en México y en Puebla fue inédito, la gran cantidad de estudiantes que se sumaron a la huelga solidaria mostró especialmente la presencia de los jóvenes. El ejercicio democrático, plural y de gran dimensión durante la huelga fue importante para que el estudiantado fuera consciente de la falta de libertades democráticas en el país. Este movimiento no hubiera alcanzado resonancia sin la participación de la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED) y de integrantes de la Juventud Comunista, de maoístas y trotskistas, quienes se identificaban entre sí y se enfrentaban a grupos conservadores y a porros.

 

Los comités de lucha que se formaron espontáneamente no desaparecieron en 1968; por el contrario, prosiguieron en 1969 cuando inicia un movimiento estudiantil en la UAP, con varias demandas, entre ellas la fundación de otra escuela preparatoria. El cupo de la Preparatoria Benito Juárez, la única entonces en la Universidad, ya era insuficiente para responder a la demanda de este tipo de estudios. Los comités de lucha se organizaron y la nueva preparatoria empezó a funcionar; la mayoría de los docentes eran estudiantes o pasantes de carrera y no cobraron salario durante dos años.

 

Esta preparatoria fue reconocida el 11 de febrero de 1970.[3] Las otras demandas del movimiento correspondían a la entrega oportuna y suficiente de los subsidios gubernamentales y la exigencia de respeto a la autonomía universitaria. Estas demandas unieron al estudiantado y alentaron la presencia de los comités de lucha, cuyo radio de acción rebasaba la Universidad. Es cuando muchos estudiantes simpatizan con la cned, con los de la Juventud Comunista y con las organizaciones trotskistas y maoístas.

 

Otro momento importante fue la destitución de la Junta Administrativa, que representaba a la institución, y la de Martín Carbajal Caro como rector interino. El 10 de junio de 1972 el químico Sergio Flores Suárez fue designado rector interino de la UAP;[4] con este propósito se reformó la Ley Orgánica de la Universidad. Como Flores Suarez era militante del Partido Comunista Mexicano su designación causó malestar en los grupos conservadores dentro y fuera de la Universidad. El ambiente anticomunista que se generó fue evidente en mensajes claros y violentos contra los simpatizantes de la izquierda.

 

El Frente Universitario Anticomunista era intransigente en sus declaraciones, manifestaciones, mítines y actividades en contra de las fuerzas democráticas, que ganaban presencia dentro de la Universidad. Esta presencia se confirma en un comunicado firmado por los grupos Juventud Nueva y Náhuatl, y otros de carácter derechista, que dicen representar a cinco escuelas de la Universidad y exigen la desaparición de los comités de lucha de la Universidad y el desconocimiento de las autoridades universitarias.[5]

 

La función del rector interino debería desembocar en la convocatoria a elegir un rector definitivo. En la sesión del Consejo Universitario del 22 de junio de 1972 se nombra una comisión de auscultación para nombrar rector definitivo. En las elecciones por votación directa y secreta fue electo el químico Sergio Flores Suárez. En esta sesión también se nombra como director interino de la Preparatoria Benito Juárez Nocturna al arquitecto Joel Arriaga Navarro, y como director interino de la Preparatoria Benito Juárez Diurna a Pedro Guevara González, ambos fungirían hasta el 30 de septiembre.[6] Estos sucesos forman parte de la llamada Segunda Reforma Universitaria, la que pudo lograrse al ganar las consejerías gente de izquierda y con el apoyo de los comités de lucha que actuaban en cada escuela.

 

Joel Arriaga en la prisión de Lecumberri

Joel Arriaga (último a la derecha, de negro y con bigote) en Lecumberri donde estuvo preso entre 1969 y 1971 / Imagen; cortesía de Argelia Arriaga

 

Los ataques frontales no se hicieron esperar, aparecieron volantes firmados por organizaciones anónimas y el 20 de julio de 1972 muere asesinado el arquitecto Joel Arriaga Navarro, quien fue apresado el 4 de octubre de 1968 y permaneció en la cárcel de Lecumberri hasta el 7 de noviembre de 1971, cuando se logra su excarcelación. Joel Arriaga Navarro es asesinado cuando en su automóvil se dirigía a su casa acompañado de Judith García, su esposa. La prensa tituló así una nota extensa: “Surge la violencia gansteril/ asesinan al director de la Prepa Nocturna/ cuando se detuvo en un alto en la 24 Norte fue acribillado a balazos”. La violencia no se detuvo y el 20 de diciembre de ese año también es asesinado Enrique Cabrera Barroso, jefe de Extensión Universitaria.[7]

 

En ese ambiente tan difícil y cruento las manifestaciones se volvieron cada vez más concurridas como repudio a la derecha y al gobierno por no esclarecer los asesinatos. Pese a estas vicisitudes la izquierda avanzó. La Reforma Universitaria tenía como punto medular la visión crítica de los estudiantes, inconformes por los acontecimientos y que exigían mayores recursos al gobierno federal y al estatal para el funcionamiento de la institución.

 

1973 sería un año difícil también. El 1 de mayo un grupo de trabajadores universitarios que habían marchado en una columna independiente en el desfile conmemorativo oficial pasó frente al Palacio de Gobierno (Avenida Reforma 906) y fueron atacados por policías y granaderos; después de una reyerta los universitarios corrieron a refugiarse en el edificio Carolino. En edificios cercanos al Carolino se apostaron francotiradores que dispararon contra los estudiantes que se encontraban en él. Murieron cuatro estudiantes y un vendedor de fruta. Las manifestaciones universitarias fueron multitudinarias y demandaron la renuncia del gobernador de Puebla, Gustavo Bautista O'Farril. El esclarecimiento nunca se hizo, aunque en varios registros fotográficos que circularon aparecen hombres con armas de alto poder y miembros reconocidos de la Policía Judicial disparando desde la torre de la Catedral y del edificio Samborn’s.

 

A mediados de ese año el conflicto menguó, si puede llamarse así, con la separación de los FUAS, quienes abandonan la UAP y fundan la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, esta nueva institución abrió sus puertas en junio de ese año. El conflicto concluyó con la renuncia del gobernador Gustavo Bautista O’Farril.[8]

 

En su análisis, Alfonso Vélez Pliego, quien era secretario general de la UAP, señala lo que este hecho significó para la burguesía poblana:

 

Recorte del periódoco Foja sobre el ataque combinado contra estudiantes que tuvo lugar el 1 de mayo de 1973 en las inmediaciones del Edifico Carolino / Imagen: AHU

 

obtiene del gobierno del estado dos concesiones importantes: la primera de ellas es la aprehensión del secretario general de la Central Campesina Independiente, Ramón Danzós Palomino, el 23 de julio de 1973. El dirigente comunista permanece encarcelado por más de un año en la cárcel municipal de Atlixco. La segunda se refiere al reconocimiento de los estudios de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, cuya función auspició la burguesía poblana.[9]

 

 

Para los universitarios el movimiento reafirmó la necesidad de defender la autonomía de la Universidad y redoblar el trabajo académico y de investigación para consolidar una universidad donde se desarrollara efectivamente la investigación, la extensión y la difusión de la cultura.

 

 

Llegan los exiliados

 

 

Aunque no se tiene un padrón con el nombre y número de células del Partido Comunista, se sabía que en cada escuela había una; los trotskistas también habían afiliado a más militantes, y otros llegaron de la Ciudad de México. Es decir, se fue creando de manera informal una red de militantes de todo el país; algunos regresaban de haber estudiado en la Universidad de los Pueblos Unidos, en la Unión Soviética, y encontraron un ambiente propicio para sus actividades de investigación o docencia, por ejemplo, en las escuelas de Economía o Física.

 

El proyecto de Universidad Democrática, Crítica y Popular ponía énfasis en la investigación y en la divulgación de la ciencia; promovía actividades culturales dedicadas a conmemorar algunas fechas, como el cincuentenario de la muerte de Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, con una jornada cultural; las conferencias serían impartidas por gente de izquierda.[10] La sección cultural de El Sol de Puebla dio a conocer muchas de las acciones que organizaban las distintas escuelas. En el seguimiento de estas notas resaltan las preocupaciones de los organizadores por abordar problemáticas sociales, donde también se incluía el análisis del movimiento estudiantil, en México y el mundo.[11]

 

En ese ambiente el triunfo electoral de la Unidad Popular chilena, encabezada por el socialista Salvador Allende, fue bien recibido como un acontecimiento internacional que marcó la lucha estudiantil. La visita oficial de Allende a México como presidente el 30 de noviembre de 1972 fue festejada con vítores por miles de personas que aguardaban su paso. El golpe de estado del ejército chileno con Pinochet, ocurrido el 11 de septiembre de 1973, provocó repudio y reclamos por la intervención del imperialismo norteamericano en América Latina. El gobierno de México, a través del embajador Gonzalo Martínez Corbalá, rescató a la familia de Allende y a varios de los exiliados políticos.

 

 

Cartel de apoyo a Salvador Allende

Cartel de apoyo a la Unidad Popular chilena elaborado por alumnos de la Escuela de Artes Populares / Imagen: cortesía de Marco Antonio Durán (archivo personal)

 

En un recuento sumario se dice que “Desde el 15 de septiembre de 1973 hasta junio de 1974 cinco aviones fletados por el gobierno de México trasladaron desde Chile a 756 personas que habían encontrado refugio en la embajada mexicana. Después seguiría Uruguay. En 1974, de Argentina, llegaron los primeros migrantes.”[12] El presidente Luis Echeverría fundó la Casa en Chile en la Ciudad de México. Desde luego la embajada mexicana en Chile cubrió un papel fundamental.

 

Las universidades donde había presencia de la izquierda abrieron sus puertas para darles trabajo a los exiliados sudamericanos; la Universidad Autónoma de Puebla fue de las primeras. Hugo Gutiérrez Vega dice:

 

Apoyamos todo lo que pudimos a los exiliados chilenos; nuestra función era recibirlos, acomodarlos en las casas que la esposa de Echeverría nos prestó, casas del fovissste. Acomodarlos ahí, buscarles trabajo en universidades, pues la mayor parte eran académicos o intelectuales importantes, ¡la mayor parte, había de todo eh! Conseguir la comida y ¡hacer propaganda a favor de la Unidad Popular![13]

 

 

La respuesta solidaria de los universitarios poblanos se expresó mediante actividades culturales, musicales, y en periódicos escolares. En Galeno, periódico mural de la Escuela de Medicina, un artículo describe lo expuesto:

 

Ernesto Guevara de la Serna, Che, y Salvador Allende, al ser sacrificados por el imperialismo y los gorilas criollos, señalaron el camino a seguir a todos los médicos del mundo, de lo que debe ser un profesional de la medicina que siente el compromiso contraído con su pueblo y lucha por la transformación de la sociedad capitalista…

 

Termina el artículo con un exhorto a los estudiantes de Medicina a ejercer una profesión socializada al servicio del pueblo y que eliminen el burocratismo y la explotación a que los somete el régimen.[14]

 

La reacción de estudiantes de la uap al golpe de estado en Chile fue inmediata. El 14 de septiembre salieron en una manifestación que partió del edificio Carolino a las 18.00 horas; columnas formadas por comerciantes ambulantes, campesinos y estudiantes gritaron consignas “en apoyo a Chile” alrededor del primer cuadro de la ciudad. En una manta que portaban escribieron esta leyenda: “La revolución proletaria es conquistar el poder y destruir el imperialismo burgués”. La nota refiere que eran 500 personas en el mitin contra la caída de Salvador Allende. En la mañana del día 15 de septiembre los estudiantes secuestraron diez autobuses y con numerosos autos particulares permanecieron a un costado de la iglesia de la Compañía, además hubo un bloqueo en la avenida 3 Oriente y 6 Sur que desvió el tráfico.[15]

 

 

El rector Luís Rivera Terrazas

Luís Rivera Terrazas. rector de la BUAP entre 1975 y 1981 / Imagen: AHU

 

En este ambiente la universidad continuó siendo atacada por la derecha; la prensa constantemente refería que la Universidad era un “nido de comunistas”. El periódico La Opinión mantenía una política editorial ofensiva contra las autoridades universitarias. El periódico universitario Combate no dejaba de denunciar las agresiones de diverso orden que sufría la UAP; el Consejo Universitario declaraba que no lograrían destruir la unidad universitaria: “la UAP puede aseverar con orgullo que es la primera universidad mexicana donde uno de los más ambiciosos postulados del movimiento de reforma se cumple: la identidad entre la casa de estudios y el pueblo”.[16]

 

El compromiso social se expresaba de distintas formas; por ejemplo, el Departamento de Antropología e Historia invitaba a los pasantes de las diferentes escuelas de la UAP a realizar sus tesis o el servicio social en alguna rama que fuese de beneficio al pueblo. El proyecto consistía en realizar investigaciones en el campo social y en todos los aspectos, como en el económico y el médico.[17]

 

Otra expresión de solidaridad con los exiliados chilenos fue cuando los estudiantes de la generación 1970-74 de la Escuela de Economía invitaron a Pedro Vuskovic como padrino de la nueva generación de economistas. Vuskovic fue ministro de Economía del gobierno constitucional del doctor Salvador Allende[18]. Lamentablemente Vuskovic no pudo asistir al acto de graduación, que se efectuó a finales de noviembre en el Salón Barroco de la Universidad y fue presidido por el rector, el director de la Escuela y el secretario general; maestros de la Escuela de Economía estuvieron también en la mesa de honor.[19]

 

La llegada de catedráticos chilenos a México fue casi inmediata al golpe de estado; los primeros 77 exiliados arribaron junto con Hortensia Bussi, la viuda de Salvador Allende. Los recibió el presidente Luis Echeverría acompañado de su esposa María Esther Zuno. Fue un acto que “conmovió a la prensa”. Las declaraciones de Hortensia Bussi fueron de agradecimiento.[20]

 

La UAP asumió su compromiso solidario. El 25 de enero de 1975 apareció en el periódico Combate una declaración de los trabajadores chilenos en la UAP, sin nombres, sobre la reunión internacional del 18 de febrero en la ciudad de México.

 

 

Los chilenos marginados de su Patria que laboramos en la UAP, en consecuencia, depositamos en la próxima serie de sesiones que, bajo la solidaridad presidencial de Don Luis Echeverría Álvarez, celebrará la Comisión investigadora de los crímenes de la Junta Militar Chilena en la Capital del país, una cierta esperanza en el sentido de que de sus deliberaciones y análisis surja una vigorosa acusación nítida y representativa de la magnitud de atrocidades cometidas en Chile en contra de mujeres, niños y hombres por los soldados y civiles que comanda Augusto Pinochet Ugarte /Al importante acontecimiento mencionado, irá una delegación de la Universidad, representativa por sus integrantes: el señor Rector de la misma, Doctor en Química y Profesor Sergio Flores Suárez, y el también maestro de juventudes Ingeniero Don Luis Rivera Terrazas. Conviene entonces que los infrascritos exterioricen, por este medio, su pensar a tan altas autoridades universitarias ante el compromiso que se adquiere.[21]

 

 

Los chilenos nunca olvidaron su país, mantenían lazos afectivos y añoranza por su tierra. Los procesos de adaptación de cada uno eran distintos, como también su militancia; algunos no la habían tenido. El género también jugó su papel. Es el caso de Clara Angélica Ureta Calderón, chilena, quien en 1968 estudiaba en Moscú para obtener el máster en Filología, regresó a Chile en 1972 y le tocó el bombardeo en septiembre de 1973; trabajaba a dos cuadras del Palacio de Moneda. Su labor, además de catedrática en el Colegio de Letras, fue impulsar reivindicaciones de las mujeres en el sindicato universitario:  

 

 

Yo llego acá a Puebla en 1975, cuando se realizó la primera Conferencia Internacional sobre la Mujer, organizada por la onu. Llego a una Universidad, a una reunión de un sindicato muy bien organizado y me llama mucho la atención que las mujeres no tengan reivindicaciones propias de ellas, sino que se unían a los compañeros. Me llamó mucho la atención esta situación y quise participar en esta posible lucha por las reivindicaciones feministas.[22]

 

La influencia de profesoras y profesores chilenos es importante. A reserva de buscar más información menciono algunos de ellos: en Economía, Jaime Estay Reino; en Química, Dino Ñeco; en la Escuela de Filosofía y Letras, Hugo Duarte Márquez (†); José Donoso en la Escuela de Derecho; Patricia Estay Reino era integrante del Ballet Popular y del Grupo de Juventudes Comunistas en Chile,[23] actualmente es directora de la Compañía de Danza Contemporánea en la BUAP. Algunos exiliados llegaron con títulos académicos, otros eran estudiantes y tuvieron la oportunidad de terminar sus carreras.

 

Los exiliados argentinos llegaron después. El exilio marcó su vida pero las razones fueron diversas, para los reconocidos por su militancia era inevitable. Pablo Guinsberg Plouganou, señala que fueron pocos los que lograron solicitar asilo político en las embajadas. Después del golpe militar, dos semanas se alojaron en la delegación de México en Buenos Aires; por las noches los refugiados se acercaban a platicar con el embajador.[24] Otros recurrieron a la ayuda de la embajada de Cuba.

 

Preguntaban cómo conseguir la visa o la documentación para salir, otros más salieron “como pudieron”; viajaban a un país cercano y luego buscaban cómo llegar al Distrito Federal. En algunos prevaleció la idea de que saldrían momentáneamente de su país y que regresarían. ¿Qué sabían de México? Algunos refieren aspectos de la cultura prehispánica o de películas mexicanas, pero sobre todo amistades. Con gran acierto, Pablo afirma en su tesis que el exilio era “Extrañar todo y no extrañar nada… dicotomía de preocupación”.[25]

 

Raúl Dorra en la BUAP

Raúl Dorra (1937-2019)  fue  fundador y coordinador del Programa de Semiótica y Estudios de la Significación de la BUAP / Imagen: BUAP

 

Uno de aquellos argentinos, Óscar del Barco, encontró pronto trabajo en la Escuela de Filosofía; fue impulsor de publicaciones de la UAP, entre ellas las revistas Dialéctica, Crítica, y fue fundador y director del Centro de Investigaciones Filosóficas (1976-1983) y de su revista, Espacios. Raúl Dorra, escritor y profesor recientemente fallecido, en 2019, también tuvo una participación destacada en el Colegio de Letras, que después de reformar sus programas de estudio cambió su denominación a Colegio de Lingüística y Literaturas Hispánicas; participó como secretario de redacción de Dialéctica y en el consejo editorial de Crítica; fue fundador del Centro de Ciencias del Lenguaje y del Programa de Semiótica y Estudios de la Significación; Signos, la revista de este Programa, está entre la categoría indexadas del Conacyt.

 

A diferencia de los chilenos, los argentinos formaron su gueto y peñas folclóricas para compartir el vino, el mate, el asado; se reunían con sus colegas paisanos que laboraban en la Universidad Autónoma Metropolitana y el Colegio de México los fines de semana en Puebla.

 

Los vínculos con otros exiliados empezaban a adquirir fuerza. Grupos de argentinos, chilenos, uruguayos y demás (incluidos mexicanos con ideología de izquierda) se unieron, interrelacionaron y compartieron no sólo discusiones con tono político sino el sentimiento común de ser expatriados.[26]

 

Aunque argentinos todos, había claras diferencias entre ellos; algunos venían de la lucha armada, de la guerrilla, y otros de grupos “intelectuales”; no siempre coincidían en la Casa Argentina en el Distrito Federal.

 

Oscar del Barco regresó a Argentina; como otros, sus inquietudes y su compromiso político impulsaban su retorno; la escritura, la poesía, la militancia estaban unidas a su vida.[27] Algunas profesoras argentinas regresaron a su tierra después de jubilarse en la Universidad, como Aída Nadia Gambetta Chuk, quien trabajó en el Colegio de Letras, de la FFyL, otras como Ana María del Gesso Cabrera, inició su vida laboral en 1976, en la preparatoria Enrique Cabrera de Tecamachalco, y quien como otros se “sorprendió el nivel de libertad y la posibilidad de expresión que había en la Universidad Autónoma de Puebla”, años después laboró con Aída Gambetta, amiga inseparable. Algunos fallecieron y otros continúan, es el caso del historiador Miguel Ángel Cuenya Mateos, que inició su carrera docente en el Colegio de Historia, de la FFyL y actualmente labora en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, sus aportaciones a la historia demográfica son importantes.  

 

Conclusiones

 

La llegada de exiliados chilenos, argentinos, uruguayos, guatemaltecos enriqueció el ambiente cultural y científico en la universidad; algunos dejaron una profunda huella, pocos regresaron a sus países. El guatemalteco Severo Martínez Peláez falleció en Puebla, su obra principal, La patria del criollo, fue reeditada por la universidad y al aula principal de la facultad de Filosofía y Letras lleva su nombre.

 

 

Exilios latinoamericanos en la BUAP

Dar clid en este enlace para más información sobre los exiios latinoamericanos en la BUAP 

 

Aunque algunos exiliados refieren lo complejo que fue adaptarse a nuestra cultura y lo peligroso del ambiente político en Puebla; muchos se identificaron con el programa de la Universidad Democrática, Crítica y Popular que orientaba las actividades de la máxima casa de estudios del estado; al frente de él estuvo el ingeniero Luis Rivera Terrazas como rector. Sin embargo, todo esto no se hubiera logrado sin la fortaleza de la izquierda en esta Universidad, una izquierda heterogénea pero que coincidía con ese proyecto de Universidad.

 

Las aportaciones de los exiliados políticos fueron diversas, las de corto plazo fue en la discusión de las propuestas de lo que debía fortalecer a la universidad, mantuvieron una visión crítica sobre lo que debía hacerse. Las de largo plazo se reflejan en la fundación de revistas y el desarrollo del pensamiento marxista en sus alumnos. Fraguaron amistades con los chilenos y los mexicanos, especialmente los que tenían una militancia. El ambiente político en México, en el mes de septiembre de 1974, era tenso debido al secuestro de Rubén Figueroa, esta situación enturbió más el ambiente, pese a ello los exiliados se mantuvieron, hasta donde podían, apoyando la Universidad que estaba en manos de la izquierda, sentían un compromiso con esta institución que los había acogido.

 

 

Bibliografía consultada  

 

Guinsberg Plouganou, Pablo Enrique Alberto. “El instante eterno”, El inicio de una nueva vida: el exilio argentino en México en la década de los setenta, tesis de maestro en Historia, Icsyh-buap, 2010.

Hernández Rodríguez, Gabriela. Historia de vida de Patricia Lucía Estay Reino, tesis de Historia, ffyl-buap, 2013.

Ojeda Revah, Mario. “Los exilios en México. Una perspectiva histórica”, en Martínez Nateras, Arturo. La izquierda mexicana del siglo xx. Libro 3. Artes y humanidades, unam, 2019.

Simon Delgado, Kevyn. Querétaro en pie de lucha. Memorias de las izquierdas y luchas sindicales en Querétaro, t. I, Universidad Autónoma de Querétaro, 2019.

Sotelo, Humberto. 1972-1973, Puebla de los demonios, Puebla, Gobierno del Estado de Puebla, BUAP, Cuadernos del Archivo Histórico de Puebla, 2002.

Tirado Villegas, Gloria A. “Testimonios sobre un día difícil: el 1 de mayo de 1973 en la UAP, Puebla (México)”, en Historia, voces y memoria, revista del Programa de Historia Oral, Instituto Interdisciplinario de Estudios en América Latina, Filo: uba, núm. 10, 6 de abril de 2017, pp. 35-47.

Ureta Calderón, Clara, en Tirado Villegas Gloria A. Volver a los diecisiete…Testimonios de las estudiantes que participaron en movimientos estudiantiles de la Universidad Autónoma de Puebla, Fomento Editorial buap-Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, "Alfonso Vélez Pliego", México, 2016, pp. 621-632.

Vélez Pliego, Alfonso. “La sucesión rectoral, las lecciones de la historia”, en Crítica, revista de la Universidad Autónoma de Puebla, año 1, número 1, octubre-diciembre de 1978.

Yáñez Delgado, Alfonso. uap, reforma y violencia, Editorial uap, 1988.

 

Hemerografía

 

Acta de la sesión ordinaria del Consejo Universitario del día 1 de febrero de 1970.

Acta de la sesión extraordinaria del Consejo Universitario del día 10 de junio de 1972.

Sesión extraordinaria del 22 de junio de 1972, Consejo Universitario, Actas 1971-1972, pp. 113, 119 y 120.

“Jornada Cultural”, El Sol de Puebla, 30 de enero de 1974, p. 4.

“Las charlas se inician a las 10 de la mañana con la plática que sostendrán los arquitectos Germinal Pérez Ríos y Carlos Véjar sobre “El Movimiento Estudiantil en México y el mundo”, El Sol de Puebla, Sección Cultural, 30 de febrero de 1974, p. 4.

“El Che y Allende en el día del médico”, periódico Combate, un periódico popular, UAP, 19 de octubre de 1974, p. 4.

“Fotografía”, El Sol de Puebla, 15 de septiembre de 1973, p. 4.

“H. Consejo Universitario de la UAP. Ni la intimidación, ni el asesinato destruyen la Unidad”, periódico Combate, un periódico popular, UAP, 31 de octubre de 1974, p. 4.

“Antropología e Historia coordinará la elaboración de tesis”, periódico Combate, UAP, 31 de octubre de 1974, p. 6.

“Pedro Vuskovik padrino de nueva generación de economistas uap”, periódico Combate, un periódico popular, uap, 30 de noviembre de 1974, p. 6.

“Pide apoyo y solidaridad hacia Chile. Cordial acogida mexicana, llegan 77 asilados”, El Sol de Puebla, 16 de septiembre de 1973.

“A la comunidad Universitaria, Trabajadores Chilenos en la UAP”, periódico Combate, un periódico popular, UAP, 25 de enero de 1975, p. 5.

 

 


[1] Al IX Congreso Internacional de la Red para el estudio de las izquierdas en América Latina.

[2] Desde 1988 nombrada Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

[3] Acta de la sesión ordinaria del Consejo Universitario del 11 de febrero de 1970. Con motivo del 50 aniversario de esta Preparatoria se organizó una semana de actividades conmemorativas.

[4] Acta de la sesión extraordinaria del Consejo Universitario del día 10 de junio de 1972.

[5] “Los grupos Juventud Nueva y Náhuatl predicen más desórdenes en Puebla”, en Alfonso Yáñez Delgado, uap, reforma y violencia, Editorial uap, 1988, pp. 109 y 110.

[6] Sesión extraordinaria del 22 de junio de 1972, Consejo Universitario, Actas 1971-1972, pp. 113, 119 y 120.

[7] Sobre estos sucesos se han escrito varios textos: Humberto Sotelo, 1972-1973, Puebla de los demonios, Puebla, Gobierno del Estado de Puebla, BUAP, Cuadernos del Archivo Histórico de Puebla, 2002; Alfonso Yáñez Delgado, UAP: reforma y violencia, Puebla, UAP, 1988.

[8] “Testimonios sobre un día difícil: el 1 de mayo de 1973 en la UAP, Puebla (México)”, en Historia, voces y memoria, revista del Programa de Historia Oral, Instituto Interdisciplinario de Estudios en América Latina, Filo: uba, núm. 10, 6 de abril de 2017, pp. 35-47.

[9] Alfonso Vélez Pliego, “La sucesión rectoral, las lecciones de la historia”, en Crítica, revista de la Universidad Autónoma de Puebla, año 1, número 1, octubre-diciembre de 1978, p. 80.

[10] “Jornada Cultural”, incluyen exposición de carteles sobre Lenin y la Revolución rusa, hoy se proyectará una película sobre el caudillo revolucionario y el movimiento que encabezó, y para mañana, Valentín Campa hablará sobre la vida y obra de Lenin, El Sol de Puebla, 30 de enero de 1974, p. 4.

[11] “Las charlas se inician a las 10 de la mañana con la plática que sostendrán los arquitectos Germinal Pérez Ríos y Carlos Véjar sobre “El Movimiento Estudiantil en México y el mundo”, y a las 17 horas, hablará el arquitecto Gustavo Vargas, dictará a las 11 horas su conferencia: “El Tercer Mundo y el Problema de la Vivienda”, El Sol de Puebla, Sección Cultural, 30 de febrero de 1974, p. 4.

[12] Mario Ojeda Revah, “Los exilios en México. Una perspectiva histórica”, en Arturo Martínez Nateras, La izquierda mexicana del siglo xx. Libro 3. Artes y humanidades, unam, 2019, p. 200.

[13] Kevyn Simon Delgado, Querétaro en pie de lucha. Memorias de las izquierdas y luchas sindicales en Querétaro, t. I, Universidad Autónoma de Querétaro, 2019, p. 311.

[14] “El Che y Allende en el día del médico”, periódico Combate, un periódico popular, uap, 19 de octubre de 1974, p. 4.

[15] “Fotografía”, El Sol de Puebla, 15 de septiembre de 1973, p. 4.

[16] “H. Consejo Universitario de la uap. Ni la intimidación, ni el asesinato destruyen la Unidad”, periódico Combate, un periódico popular, uap, 31 de octubre de 1974, p. 4.

[17] “Antropología e Historia coordinará la elaboración de tesis”, periódico Combate, uap, un periódico popular, 31 de octubre de 1974, p. 6.

[18] Ese mismo 11 de septiembre, según el bando 10 debían entregarse al Ministerio de Defensa Nacional, se trataba de más de treinta personas cercanas al gobierno de Allende se encontraban: Clodomiro Almeyda, Joan Garcés, Pedro Vuscovic y Gonzalo Martner. En Andrea Torrealba Torre, Una vida interrumpida o el exilio de un chileno en México, tesis de licenciada en Historia, FFyL-UNAM, 2014, p. 29.

[19] “Pedro Vuskovik padrino de nueva generación de economistas uap”, periódico Combate, un periódico popular, UAP, 30 de noviembre de 1974, p. 6.

[20] “Pide apoyo y solidaridad hacia Chile. Cordial acogida mexicana, llegan 77 asilados”, El Sol de Puebla, 16 de septiembre de 1973.

[21] “A la comunidad Universitaria, Trabajadores Chilenos en la UAP”, periódico Combate, un periódico popular, UAP, 25 de enero de 1975, p. 5.

[22] La entrevista completa a Clara Ureta Calderón aparece en Gloria A. Tirado, Villegas. Volver a los diecisiete…Testimonios de las estudiantes que participaron en movimientos estudiantiles de la Universidad Autónoma de Puebla, Fomento Editorial buap-Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, "Alfonso Vélez Pliego", México, 2016, pp. 621-632.

[23] Llega a México la Compañía de Danza de la Universidad Veracruzana y poco después a la UAP en el Taller coreográfico de Sara Pardo. Ingresa a estudiar en la escuela de Derecho, y a la mitad de la carrera decide truncarla. Cfr. Gabriela Hernández Rodríguez, Historia de vida de Patricia Lucía Estay Reino, tesis de Historia, ffyl-buap, 2013, p. 101.

[24] Pablo Enrique Alberto Guinsberg Plouganou, “El instante eterno”, El inicio de una nueva vida: el exilio argentino en México en la década de los setenta, tesis de maestro en Historia, Icsyh-buap, 2010, p. 76.

[25] Pablo Enrique Alberto Guinsberg Plouganou, op. cit., p. 99.

[26] Pablo Enrique Alberto Guinsberg Plouganou, op. cit., p. 101.

[27] Escribió veinte libros publicados en la Argentina y en México entre 1968 y 2015; militó en el Partido Comunista Argentino del que fue expulsado.