Carteles para un tiempo nuevo: la Escuela Popular de Artes de la UAP

Carteles para un tiempo nuevo: la Escuela Popular de Artes de la UAP

carteles de la Universidad Autónoma de Puebla
Cultura

El viernes 31 de enero del 2020, en las instalaciones de Radio BUAP, se inauguraba la exposición UAP-70´s Ideales gráficos, una recopilación de carteles producidos en aquella década por el Departamento de Difusión Cultural de la Universidad Autónoma de Puebla. 

 

Exposición ideales gráficos de la UAP

 

Este viaje a la imagen gráfica de los setenta es todo un pretexto para recrear los vientos de transformación que experimentaba por aquel entonces la universidad y que tuvieron su máxima expresión en la Escuela Popular de Artes, una experiencia autogestionada que abrió las puertas a conceptos nuevos sobre diseño, arte y compromiso político

El Taller de Serigrafía, iniciado en Casa de la Bóveda durante el periodo de la Escuela Popular de Artes (1973-1974), dio lugar a una cartelística de inspiración social y sesgo vanguardista que permeó el estilo gráfico de las convocatorias, eventos y promoción de libros en los primeros años de la universidad crítica, democrática y popular (1971-1989).

 

Carteles de la UAP

Carteles de la UAP / Imagen: Marco Antonio Durán
 

La recuperación de los ideales gráficos de aquellos tiempos de transformación y ruptura con el viejo orden social, obra del gestor cultural de la VEDC, Marco Antonio Durán, es una ventana a la misma trayectoria de la Vicerrectoría de Extensión y Difusión de la Cultura, surgida de aquel proyecto universitario que, en palabras del rector Vélez Pliego, debía ponerse “al servicio de las grandes masas explotadas y oprimidas”.

 

La difusión cultural, arma de concientización en la UAP

 

Estas impresiones a doble carta o cuatro cartas que combinan “la consigna, la demanda social y el símbolo” forman parte de un acervo que se extiende por toda la década de 1970 y alcanza los primeros años de la siguiente década con una producción, hoy dispersa, que, al decir de Durán, podría alcanzar los más de mil carteles, generados por las direcciones culturales de la UAP.

 

Exposición carteles de la década de 1970 en Puebla

Carteles de la UAP / Imagen: Marco Antonio Durán

 

El antecesor institucional de la actual VEDC contó en aquellos primeros años con destacados directores de Difusión Cultural como el poeta Óscar Oliva y el crítico literario Emmanuel Carballo que engarzaron la Universidad de Puebla con el conjunto de la cultura real que se estaba desarrollando al margen de los circuitos oficiales.

 

Emmanuel Carballo

Dar clic en la imagen para acceder a la página web sobre la vida y obra de Emmanuel Carballo (1929-2014)
 

La espiral de represión contra militantes comunistas y estudiantes de la Universidad Autónoma de Puebla desencadenó, entre 1972 y 1973, la respuesta organizada de fuerzas políticas y sindicales de la ciudad que logran el control de los espacios universitarios y la expulsión del conservadurismo poblano, que se reorganizaría, para mayo de 1973, en las filas de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla.

 

Represión contra la Universidad Autónoma de Puebla

Cargas policiales en el centro histórico de Puebla / Imagen: Archivo Histórico Universitario

 

En aquellos días de plomo y esperanza, la creación de la Escuela Popular de Artes desencadenó un ramillete de talleres –cine, música o fotografía, entre otros- cuya actividad fue posible gracias a la participación de varios personajes que dejaron una impronta indeleble en la vida local y en las propias tareas de extensión y difusión de la cultura.

 

Arnulfo Aquino

Arnulfo Aquino en la exposición El espiritu del 68 / Imagen: Tania Victoria, Secretaría de Cultura CDMX (CC)

 

Profesores que ya laboraban para Difusión Cultural, como Rebeca Hidalgo, Eduardo Garduño, Jorge Pérez Vega o Arnulfo Aquino se juntaron con otros docentes que llegaron desde la Ciudad de México: Crispín Alcázar, Ricardo Montejano, Consuelo Dechamps, Arturo Garmendia, Guillermo Villegas, José Cruz y Arturo Cipriano, entre otros.

La conjunción de un nutrido grupo de intelectuales y artistas reactivó el arte del cartel político que tuvo su más elaborada expresión en el Taller de Serigrafía de la Escuela Popular de Artes, cuyos frutos serían centenares de carteles de promoción, difusión y reivindicación.

 

La ocupación de la Casa de la Bóveda y la autogestion de los artistas

 

Este acervo cultural resalta no tan solo los ideales gráficos de una época, sino la completa inserción de la UAP en los circuitos culturales de la izquierda mexicana y de la contracultura, así como la coyuntura única y especial de aquel universo alternativo, disuelto, entre disputas internas, el año de 1974.

 

Escuela Popular de Artes UAP Puebla 1974

El estudiante Marco Antonio Hernández Badillo preparando una manta en el patio central de la EPA / Imagen: autor no identificado, archivo personal de Jorge Pérez Vega, cedido para la exposición Les étudiants ne pouvaient plus attendre et ils sont passés à l’action. Arts graphiques et politique dans le Mexique post 68 (La Box, Bouges, Francia, 2018)

 

Pese a su corta duración, la Escuela Popular de Artes fue el semillero del futuro Grupo Mira, nacido en 1978 y formado por algunos de los  talleristas que enseñaron y disfrutaron la gráfica popular en los salones de Casa de la Bóveda.

 

Siguiendo a Jorge Pérez Vega, los antecedentes de la Escuela Popular de Artes pueden rastrearse en las actividades del Taller de Artes Plásticas, impulsado por el Departamento de Difusión Cultural en 1972, bajo la coordinación del poeta Óscar Oliva y con la participación de María Eugenia Figueroa, grabadora y maestra de la entonces ENAP de la UNAM; Adrián Mendieta, fotógrafo e investigador; Ricardo Antonio Landa, activista social y poeta; entre otros. Pérez Vega seña la que luego de la renuncia de Oliva y la llegada del escritor y crítico Emmanuel Carballo, Difusión Cultural dio seguimiento a la Reforma Universitaria propiciando la coyuntura para recuperar el Instituto de Bellas Artes del Estado

 

En este pléyade de intelectuales públicos y aristas del compromiso social, destacaron obras de personajes como Arturo Garmendia, autor de una obra coral del cine-movimiento rodada en los alrededores del Carolino, Vendedores Ambulantes (1974), que dramatizó otra razzia acaecida la noche del 28 de octubre de 1973.

 

Libro sobre la Unión de Vendedores Ambulantes 28 de octubre

Dar clic en el enlace para ver el extracto del libro de Sandra C. Mendiola sobre la historia de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de octubre

 

 

“cuando (…) policías y granaderos “limpiaron” de vendedores las calles que se encuentran alrededor del Mercado de la Victoria, en el Centro Histórico de Puebla. Metieron maquinaria pesada, aplastaron los puestos y a gente que estaba en ellos, y prendieron fuego. Nunca se supo el número exacto de muertos. La gente se llevó a sus difuntos, temerosos de que hasta los cuerpos les quitaran” (Luís Hernández Navarro).

 

 

 

Años de plomo, pero también de esperanza, respaldados por una gran coalición de trabajadores organizados en las grandes fábricas de Puebla, comerciantes ambulantes del centro histórico y el conjunto de estudiantes y profesores que, desde las preparatorias hasta las aulas de Ciudad Universitaria, pasando por el Edificio Carolino y sus alrededores, apoyaban la profundización del movimiento por la reforma universitaria iniciado en 1961 cuyo segundo aire se dio tras la elección de Sergio Gómez Flores como rector de la UAP (1971-1975).

 

La Escuela Popular de Artes de la UAP: muerte y resurrección de la Academia de Bellas Artes

 

En esta histórica coyuntura, la ocupación de la Casa de la Bóveda por estudiantes, profesores y artistas de izquierda en septiembre de 1973 se incrustó en una perspectiva de recuperación de los edificios e instituciones que deberían fortalecer la autonomía universitaria y el autogobierno de los estudiantes.

 

Crispín Alcázar en una de sus clases de la Escuela Popular de Artes  / Imagen: autor no identificado, archivo personal de Jorge Pérez Vega, cedido para la exposición Les étudiants ne pouvaient plus attendre et ils sont passés à l’action. Arts graphiques et politique dans le Mexique post 68 (La Box, Bouges, Francia, 2018)

 

De aquella ocupación nació, pues, la singular petición del comité de lucha de los alumnos al Consejo Universitario de la UAP el 26 de septiembre de 1973: “la integración del Instituto de Artes Plásticas de la Academia de Bellas Artes en el Estado a la Universidad de Puebla”, aceptada y aprobada por el mismo CU, que debería encargarse “de representar y gestionar ante el gobierno del Estado la reincorporación del Instituto de Arte”.

 

 

Clase de Rebeca Hidalgo en el primer piso de la Casa de la Bóveda en tiempos de la Escuela Popular de Arte / Imagen: autor no identificado, archivo personal de Jorge Pérez Vega, cedido para la exposición Les étudiants ne pouvaient plus attendre et ils sont passés à l’action. Arts graphiques et politique dans le Mexique post 68 (La Box, Bouges, Francia, 2018)

 

De esta forma, la Academia de Bellas Artes, refundada como Instituto de Artes Plásticas en 1960, dejó de existir para convertirse, durante apenas dos años, en la Escuela Popular de Artes, un verdadero quiebre con la tradición de casi dos centurias en la Casa de la Bóveda (1684-1685), ubicada en el número 406 de la avenida Juan Palafox y Mendoza, frente al Edificio Carolino.

Su nacimiento como espacio del saber pictórico y escultórico se materializó gracias “al genuino interés del presbítero José Antonio Ximénez de las Cuevas (1776- 1829), catedrático de teología y rector del Real y Pontificio Seminario Palafoxiano de la ciudad de Puebla”.

 

 

Aquella escuela de dibujo nocturno de 1810 se amplió, década tras década, hasta constituirse en el único centro reconocido, aunque privado, del arte pictórico que formó “la mayor parte de los grandes pintores poblanos por nacimiento o por adopción, estudiaron en sus aulas, como Faustino Salazar, Desiderio H. Xochitiotzin, Salvador Guevara y otros que sería prolijo mencionar”.

 

 

Academia de Bellas Artes de Puebla

Estudio en boceto y terminado del rostro de Nerón usado en los ejercicios de los alumnos de la Escuela de Bellas Artes de Puebla / Imagen: Biblioteca Lafragua 
 

 

Pese a su profusa historia, la Casa de la Bóveda era a principios de la década de 1970 una cápsula del tiempo. Sus métodos de aprendizaje eran cuestionados por unos alumnos que decidieron enfrentar a una dirección “con el tiempo detenido en la Edad Media”  y cuyo programa de estudios no cumplía función social alguna.

El reglamento interno prohibía cualquier plática política porque la única voz autorizada a expresarse era la del director Una situación que impedía la apertura a “las corrientes artísticas contemporáneas” por el anclaje en unos contenidos “abiertamente reaccionarios”.

 

 

Actividad artística UAP década de 1970

Raquel Tibol, « La UAP y su actividad artística », en Excélsior Magazine dominical, 24 de diciembre de  1972, / Imagen: autor no identificado, archivo personal de Jorge Pérez Vega, cedido para la exposición Les étudiants ne pouvaient plus attendre et ils sont passés à l’action. Arts graphiques et politique dans le Mexique post 68 (La Box, Bouges, Francia, 2018)

 

Así iniciaba el manifiesto del comité de lucha, destinado a todos los intelectuales progresistas de México y al movimiento estudiantil, que en noviembre de 1973 exigía el gobierno colectivo de la Academia de Bellas Artes. Ya que el control estudiantil era un hecho desde septiembre del mismo año, tras la expulsión del director en turno y la toma de instalaciones, las líneas fundacionales del manifiesto se concretaron bajo el nombre de Escuela Popular de Artes cuyo núcleo irradiador serían los talleres, o “las unidades de base”  de aquel nuevo modelo de producción y aprendizaje.

 

Ensayo de democracia horizontal en Puebla

 

La investigación de Annabela Turnon, curadora y estudiante de posgrado, sobre el Grupo MIra y la historia de la Escuela Popular de Artes de Puebla se concretó en dos muestras que tuvieron lugar en el Museo Amparo (Grupo Mira) y en la galería La Box (Bourges, ENSA, Francia) y resumen con documentos, testimonios visuales y orales, y otros elementos contextuales, ese fragmento olvidado de la cultura de izquierdas en Puebla.

 

Apuntes sobre el Grupo MIRA

 

Grupo Mira Museo Amparo

Dar clic en la imagen para saber más de la exposición del Museo Amparo Grupo Mira. Una contrahistoria de los setenta en México.

 

El Taller de Serigrafía de Difusión Cultural se enfrentó entonces a una dinámica inédita, ya que en menos de dos años produjo más de 200 carteles. Al proponer el empleo de la abstracción en la comunicación visual y retomar las soluciones formales de la figuración del cartel chicano y cubano, esos carteles registraron la historia de la UAP, así como la historia de las luchas para las cuales la Universidad fue una caja de resonancia.

 

Carteles de la UAP / Imagen: Marco Antonio Durán

 

La violencia golpeó nuevamente a la UAP el 1 de mayo de 1973, Día Internacional del Trabajo. Hubo una balacera entre estudiantes, empleados de la Universidad, policías y francotiradores en las calles y las azoteas contiguas al Carolino, edificio histórico de la UAP, donde seis personas perdieron la vida. La matanza del 1 de mayo llamó la atención de la Universidad acerca de la vulnerabilidad de su posición geográfica en la ciudad de Puebla.

Por tanto, se decidió tomar el Instituto de Artes Plásticas frente a la Universidad, dependiente de esta según su ley orgánica. En septiembre de 1973, el Instituto de Artes Plásticas se transformó en la Escuela Popular de Arte de acuerdo con el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Al equipo de artistas de Difusión Cultural se le solicitó proponer un plan de estudios. Aquino, Hidalgo, Garduño, y Pérez Vega junto con Enrique Condés Lara planearon una escuela abierta a la sociedad, contrataron a nuevos profesores para las clases de artes plásticas, fotografía, cine, teatro, música, y también para clases de alfabetización y producción de gráfica para los movimientos sociales.

 

ocupación Instituto de Artes Plásticas de Puebla 1973

 Ocupación del Instituto de Artes Plásticas en septiembre de 1973, / Imagen: autor no identificado, archivo personal de Jorge Pérez Vega, cedido para la exposición Les étudiants ne pouvaient plus attendre et ils sont passés à l’action. Arts graphiques et politique dans le Mexique post 68 (La Box, Bouges, Francia)

Las luchas internas de la izquierda en la Universidad desembocaron en un recrudecimiento de la violencia en el verano de 1974. Por ser directamente afectado, el grupo de los profesores de la Escuela Popular de Artes decidió renunciar masivamente a través de una carta publicada el 10 de agosto de 1974 en el diario La Opinión.

 

Sobre la Escuela Popular de Artes de Puebla

 

Entre 1972 y 1974 se produjeron carteles en el taller del Departamento de Difusión Cultural que pronto se incorporará a la Escuela Popular de Artes (EPA), creada en septiembre de 1973 para los artistas. Bajo la responsabilidad de Arnulfo Aquino y Jorge Pérez Vega, pero con la participación de muchos otros artistas y estudiantes, como Crispín Alcázar y Marco Antonio Hernández Badillo, este taller produce más doscientos carteles en menos de dos años.

 

 

Entrevista de Luís Hernández Navarro a Jorge Pérez Vega el 5 de junio del 2018 / Video: cortesía de TeleSur

 

Si los carteles estaban destinados principalmente la difusión de la vida cultural de la universidad, su testimonio resulta en realidad mucho más grande, por el hecho incluso que la universidad era la caja de resonancia de las reclamaciones y luchas del momento.

Consignas políticas, extractos de textos, poemas, conmemoraciones, figuras locales e internacionales, abstracción, psicodelia: tantas pistas de una historia que esta exposición quisiera ayudar a escribir. Si los personajes políticas globalizadas como Mao, Engels, Marx, Lenin pueblan estos imágenes, también hay figuras nacionales y locales, por ejemplo Zapata y los hermanos anarquistas Flores Magón, personalidades como Danzós Palomino (activista campesino luego encarcelado), los rostros de Joel Arriaga, Enrique Cabrera y Alfonso Calderón (Profesores de la UAP asesinados en 1972 y durante el terrible 1 de mayo de 1973), o la de una vendedora ambulante, Olga Corona, que reencontramos en la película que se hizo en el taller de cine de Arturo Garmendia y sus alumnos.

 

Carteles de difusión cultural de la UAP / Imagen: autor no identificado, archivo personal de Arnulfo Aquino, cedido para la exposición Les étudiants ne pouvaient plus attendre et ils sont passés à l’action. Arts graphiques et politique dans le Mexique post 68 (La Box, Bouges, Francia, 2018)
 

Aquino, cuyo trabajo como artista es inseparable de el de historiador y archivero, tomó la iniciativa de conservar todos estos años aquellos materiales. Sin él, la recuperación de este episodio. probablemente hubiera esperado un poco más, ya que ni la Universidad de Puebla ni los museos han seguido la pista de esta historia a día de hoy (…).

En septiembre de 1973, cuando los artistas recuperaron el antiguo Instituto de las Artes Plásticos para abrir una escuela de arte que deciden llamar "popular", evaluaron el camino crítico que, cinco antes, animó el movimiento estudiantil. En efecto, los retos pedagógicos fueron, entonces, la punta de lanza no solo de una crítica del viejo sistema de las bellas artes, sino también un espacio para la reflexión social y política desde el campo del arte.

 

Conclusiones sobre una corta utopía

 

Las reflexiones de Aquilino sobre el compromiso artístico en la Escuela Popular de Artes cierran este texto que complementa la exposición UAP-70´s Ideales gráficos.

 

Grupo Mira 1978

Los imtegrantes del Grupo Mira en la exposición del Arminda Marquéz el año de 1978 /  Imagen: autor no identificado, archivo personal de Arnulfo Aquino, cedido para la exposición Les étudiants ne pouvaient plus attendre et ils sont passés à l’action. Arts graphiques et politique dans le Mexique post 68 (La Box, Bouges, Francia, 2018)

 

 

"Esto nos llevó a otra experiencia entre 1970 y 1973, en la Universidad Autónoma de Puebla, una institución crítica, revolucionaria en su propuesta educacional, donde coincidimos varios compañeros del 68 y fundamos la Escuela Popular de Artes. Ahí, en el taller de cartel, Jorge Pérez Vega y yo, quienes éramos los encargados, diseñamos más de 200 carteles con los alumnos y la gente de las escuelas. Cuando vi la importancia de este trabajo empecé a coleccionarlo. Yo colecciono para conservar las experiencias de lo vivido. Así conservé los carteles que aparté para mí como artista participante y que se perdieron en el asalto a la exposición de San Carlos en 1968. En los años setenta, durante la exposición Octubre rojo, que coordinó Emmanuel Carballo, director de Difusión Cultural, para la UAP, compañeros de San Carlos juntamos una primera colección de carteles y grabados de aquella que fue sustraída, que expusimos en los corredores del edificio. Verla reunida nos motivó para seguir coleccionando."

 

Un legado que debe ser actualizado para que se conozca la cara alegre y creativa de aquellos años de plomo que sentaron las bases de una autonomía universitaria efectiva y real.